miércoles, 31 de octubre de 2007

Mi mejor obra

ITESM CAMPUS CHIAPAS
Juan Palacios Castañón 01170280
01 de Noviembre del 2007

CREÉME, O…

En ese tiempo, nadie sabía lo que realmente era la fe. Sin embargo, ¿por qué hemos de creer en alguien? He ahí el dilema “ser o no ser”. ¿Para que seguir a un hablador? ¿Para qué creerle?

En la edad media era castigado todo aquel que se revelara ante la misma iglesia católica; por orígenes, la iglesia católica es la religión única, antigua y concreta. Esta ha evolucionado con el hombre. Su fe se ha extinguido –casi- , son pocas las personas que mantienen un amor único a Dios. Los “Papas” han sido prueba de la fe absoluta. Controladores, imponiendo castigos, salvando vidas, estableciendo regímes, tratando de salvar a la humanidad de Lucifer, el destino de todos aquellos que aman a ciegas. Estos son designados cada vez que muere su antecesor; jugándose la suerte con el humo glorioso que sale de la chimenea papal, que fue destinada para elegir al sucesor de Pedro, y ser roca firme de la iglesia.
El amor verdadero que se dio por aquel que se hacía llamar “divino soy”, y sí, así era él, divino entre todos los especímenes de la tierra, jugando por un puesto político o social, en lugar de pelear por un lugar en el jardín divino. “¡El mesías, arrodíllense!”, comúnmente se decía por todos los israelitas prisioneros que en caminata que daba este entre el pueblo, volvían a repetir la frase. Todos guiados por la luz de este salvador, su madre la virgen María, su padre José, su nombre: Jesús.
Nacido en el lugar más inapropiado para nacer, un pesebre, que fue una cuna, por unas horas, porque detrás de ellos venían los romanos, listos para matar al mesías.

Este, el acontecimiento más grande del catolicismo; base de toda historia, y una de las más conocidas. Remontamos nuevamente el porque la fe se ha extinguido. El humano actual ha creado idealismos que van de acuerdo a una revelación global, se han creado nuevas creencias, religiones supuestamente innovadoras. Desde Martin Lutero, el creador de la primera iglesia protestante, el Luteranismo. Creada con un idealismo de separación, entre la iglesia y el estado. Su idea principal fue el no pagar impuestos, no tan simple, pero lograda, todo porque la población lo ameritaba. Lograda y apoyada por varios líderes que al mismo tiempo se revelaban contra él, se iniciaron así una reacción en cadena de varias religiones más que se darían.

En la actualidad, los valores ya están por desaparecer, y es que ya cualquiera puede agarrar un montón de hojas, transformarla en su credo, y así comenzar una nueva secta.
Lo mejor de esto, es que todas giran alrededor de esta gran religión.
¿Por qué creerles a esos hombres profanadores que se basan de sus ideas humanas? Sí en realidad lo que queremos es una nueva mente de salvación.
En encuestas hacia los jóvenes, se les planteó la siguiente pregunta: ¿Quién fue mejor líder, Hitler o El Papa Juan Pablo II? Sin lugar a duda es difícil pensándolo a fondo, los dos fueron mentes creadoras, y genios del control humano. Pero es simple, uno de ellos respondió: Si nos pidieran regresar a alguien en este momento, ¿a quién pidiéramos? La respuesta fue clara, Juan Pablo II; no quisiéramos a un líder que mataría nuevamente. Juan Pablo II sin duda alguna mejoraría más de lo que dejó en su camino, volvería a establecer gran parte de la pobreza humana; la fe. Muchos pensarían que Hitler fue un líder sin excepción alguna, pero de un modo político, cruel y basto. Juan Pablo II utilizó palabras de amor, para lograr cambiar al mundo, nunca aniquiló y produjo paz sin matar, promovió lo contrario a Hitler; la paz de la humanidad.
ITESM CAMPUS CHIAPAS
Juan Palacios Castañón 01170280
01 de Noviembre del 2007
CREÉME, O…
En ese tiempo, nadie sabía lo que realmente era la fe. Sin embargo, ¿por qué hemos de creer en alguien? He ahí el dilema “ser o no ser”. ¿Para que seguir a un hablador? ¿Para qué creerle?

En la edad media era castigado todo aquel que se revelara ante la misma iglesia católica; por orígenes, la iglesia católica es la religión única, antigua y concreta. Esta ha evolucionado con el hombre. Su fe se ha extinguido –casi- , son pocas las personas que mantienen un amor único a Dios. Los “Papas” han sido prueba de la fe absoluta. Controladores, imponiendo castigos, salvando vidas, estableciendo regímes, tratando de salvar a la humanidad de Lucifer, el destino de todos aquellos que aman a ciegas. Estos son designados cada vez que muere su antecesor; jugándose la suerte con el humo glorioso que sale de la chimenea papal, que fue destinada para elegir al sucesor de Pedro, y ser roca firme de la iglesia.
El amor verdadero que se dio por aquel que se hacía llamar “divino soy”, y sí, así era él, divino entre todos los especímenes de la tierra, jugando por un puesto político o social, en lugar de pelear por un lugar en el jardín divino. “¡El mesías, arrodíllense!”, comúnmente se decía por todos los israelitas prisioneros que en caminata que daba este entre el pueblo, volvían a repetir la frase. Todos guiados por la luz de este salvador, su madre la virgen María, su padre José, su nombre: Jesús.
Nacido en el lugar más inapropiado para nacer, un pesebre, que fue una cuna, por unas horas, porque detrás de ellos venían los romanos, listos para matar al mesías.

Este, el acontecimiento más grande del catolicismo; base de toda historia, y una de las más conocidas. Remontamos nuevamente el porque la fe se ha extinguido. El humano actual ha creado idealismos que van de acuerdo a una revelación global, se han creado nuevas creencias, religiones supuestamente innovadoras. Desde Martin Lutero, el creador de la primera iglesia protestante, el Luteranismo. Creada con un idealismo de separación, entre la iglesia y el estado. Su idea principal fue el no pagar impuestos, no tan simple, pero lograda, todo porque la población lo ameritaba. Lograda y apoyada por varios líderes que al mismo tiempo se revelaban contra él, se iniciaron así una reacción en cadena de varias religiones más que se darían.

En la actualidad, los valores ya están por desaparecer, y es que ya cualquiera puede agarrar un montón de hojas, transformarla en su credo, y así comenzar una nueva secta.
Lo mejor de esto, es que todas giran alrededor de esta gran religión.
¿Por qué creerles a esos hombres profanadores que se basan de sus ideas humanas? Sí en realidad lo que queremos es una nueva mente de salvación.
En encuestas hacia los jóvenes, se les planteó la siguiente pregunta: ¿Quién fue mejor líder, Hitler o El Papa Juan Pablo II? Sin lugar a duda es difícil pensándolo a fondo, los dos fueron mentes creadoras, y genios del control humano. Pero es simple, uno de ellos respondió: Si nos pidieran regresar a alguien en este momento, ¿a quién pidiéramos? La respuesta fue clara, Juan Pablo II; no quisiéramos a un líder que mataría nuevamente. Juan Pablo II sin duda alguna mejoraría más de lo que dejó en su camino, volvería a establecer gran parte de la pobreza humana; la fe. Muchos pensarían que Hitler fue un líder sin excepción alguna, pero de un modo político, cruel y basto. Juan Pablo II utilizó palabras de amor, para lograr cambiar al mundo, nunca aniquiló y produjo paz sin matar, promovió lo contrario a Hitler; la paz de la humanidad.

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